sábado, 17 de febrero de 2024

Diciembre 2023 Inauguración de la muestra De la caída Flor

 
Inauguración de la exposición 
De la caída flor 


 

De la Caída Flor

 
Sin título II
Collage
Tinte oxidado de la flor del nopal
2023


 
El cuerpo de la flor
Monoprint
20x30cm
2020

 
Mujer con bouquet de flores
Fotografía encontrada intervenida 
con el tinte de la flor del nopal.
40x50cm
2019

 
Mi mano izquierda
Papel artesanal hecho con la flor del palo verde.
35x45cm
2020 


 

Sobre la exposición De la caída flor

Fernanda Galindo

Entrevista 

 

 

¿En qué sentido consideras que el arte es una obra acabada y en qué medida es algo abierto, que continúa?

 

Creo que una cosa es pensar y crear la obra y otra muy distinta es la vida que esta desarrolla y provoca. Las obras no están acabadas nunca; el público las va completando y enriqueciendo en la medida que las contempla, interpreta y elabora de ellas diferentes lecturas.

 
¿Por qué incorporar el azar en el proceso de creación de algunas de tus piezas? ¿Qué encuentras en él?

 

Más que dominar el material para lograr determinado efecto visual o representar algún objeto en especial, me interesa dejar que el material se manifieste. Lo hice en varias series en las que exploraba la materialidad del acrílico. Cuando te propones observar el comportamiento de los materiales tienes que estar atenta a situaciones que no controlas y es allí donde el azar se convierte en un elemento interesante que te sorprende de múltiples maneras. Marcel Duchamp le llamaba “la locura de lo inesperado”.  

¿Cómo surge tu interés en trabajar con la flor del nopal y cómo surge después el interés en el resto de las flores? ¿Crees que tú las buscaste a ellas o ellas te buscaron a ti?

 

Todo empieza en mi jardín. Un pequeño espacio en la parte frontal de mi casa en la que inicié una pequeña colección de cactáceas. Un día conté y tenía 100 variedades de pequeños  cactus. Después tuve la oportunidad de hacerme de un terreno y mis cactus de las pequeñas macetas fueron a tierra y las dimensiones cambiaron. Allí sembré un nopal (el Opuntia Ficus Indica) donde cada primavera, ya en edad adulta, se llena de unas bellas flores amarillas. Me llamó la atención su belleza y agradecía el regalo cada primavera, pero fue cuando empecé a recolectarlas ya secas que atraparon verdaderamente mi atención. Preparé un tinte con estas flores y desde entonces he estado pintando con él. Trabajar con un elemento natural, que crece en mi jardín, me parece por demás interesante y me permite hablar de un paisaje que es el que me rodea.  Estas flores son el aire que respiramos, la comida que comemos, la luz que nos rodea. La luz de la llanura sonorense, que Abigael Bohórquez, nuestro poeta, decía que era amarilla.

 

¿Cómo se llega a ver lo que normalmente no vemos?

 

Iniciar y convivir con un jardín me resultó toda una fuente de conocimientos.  No sé, hay que ver con atención, con curiosidad y no perder nunca la capacidad de asombro. Los niños te enseñan mucho de eso.

 


¿Cómo planificas las intervenciones en otras obras? ¿Por qué intervenir y en qué consiste hacerlo para ti?

 

Cuando pensé en esta exposición, quise presentar trabajos que fueran como pequeños apuntes sobre diferentes maneras de acercarse a la flor. Quería hablar  y mostrar la flor, más allá de la obviedad de su belleza. Por ello, en la obra titulada “Digitalis”, coloco estas flores ya secas sobre una estampa en la que se ve una flor pintada en acuarela: una rosa en todo su esplendor. Lo considero un pequeño apunte de cómo la flor ha sido tratada a lo largo de la historia del arte, como un elemento decorativo, de ornamento. En el fragmento central del conocido Jardín de las delicias, de Hieronymus Bosch, cubro algunos elementos de la obra con pétalos secos, respetando los mismos colores utilizados en la obra, para que no pierda su carga simbólica. Los pétalos que utilizo habían estado guardados por años en mis libros de poesía y en mis novelas. Difícil abrir un libro mío sin que no caiga al suelo un pétalo seco. Me gustó la idea de lucirlas en una galería, de mostrarlas.

Háblanos del color. ¿Por qué el amarillo de la flor del nopal, un color impermanente, que va mutando en la obra? ¿No te aterra perder el control del color?

 

En 2017 presenté en la ciudad, en el MUSAS, la exposición “40 átomos de carbono” en la que mostraba el amarillo de esta flor aplicada en diferentes soportes. Mientras preparaba esta exposición llevé a cabo toda una investigación sobre cómo este color había sido tratado en el Arte. En la Edad Media, era un color relacionado con la mentira, la herejía, la enfermedad, un color con una carga simbólica muy negativa. Sin embargo el amarillo, en forma de pigmento amarillo ocre hecho de arcilla, fue uno de los primeros colores utilizados en el arte rupestre prehistórico. La cueva de Lascaux tiene una imagen de un caballo de color amarillo con una edad estimada en 17.300 años. Hoy en día el amarillo es el color de la visibilidad, de la luz y se ha revertido su carga negativa. Para mí el amarillo es sin duda señal de vida; la mayor parte de las plantas tienen una substancia que les da ese color, los flavonoides. Una de las obras en esta exposición tiene por título “Flavus” ,  amarillo en latín. Y muchos de los vegetales que ingerimos nos nutren con esa substancia.

 

Ahora, sin duda es el color más susceptible de cambio: la luz puede eliminarlo y el tiempo puede oscurecerlo. Eso me parece fascinante, quiere decir que el material con el que trabajo está vivo, tiene vida propia. Sin embargo, puedes tener cierto control sobre estas variables. Puedes incluso combinar las diferentes etapas de tonos que este material te va proporcionando. O sea, el amarillo, puede ser muchos amarillos, muchos marrones e incluso negro. Entonces no sólo eres tú la que prepara los colores; es el tiempo el que los prepara junto contigo y eso es fascinante.


¿Qué tanto controla un artista su obra y qué tanto es la materia la que va encontrando su propio camino?

 

Tu controlas algunos momentos, el más importante es en el que tienes una idea, el otro cuando decides realizarla, trabajarla, después tienes que estar atento al proceso, a los eventos que te van rodeando y van determinando ciertas situaciones. El proceso a veces te lleva de la mano y es allí cuando la magia sucede.

 

 


 


 

FRUTOS DE LA LUZ

 

Como especie estamos predestinados a entender la realidad a partir de limitaciones biológicas, en este sentido quedamos desvinculados de visualizar la totalidad de los procesos operativos de la naturaleza. Al amparo de esta invisibilidad todo se desarrolla mediante métodos tan minuciosos que resulta abrumador reconocer en estos la existencia de fuerzas tan primigenias como misteriosas.

 

Ante dicho contexto Paula no pretende reproducir la imagen de la flora, sino trabajar con la química de los mecanismos vivos. Recolecta de sus caminatas por el desierto la sustancia en los frutos contenida; decanta de ellos su color y libera la luz atrapada en los pétalos.

 

Esteban Moreno

Lic. en Artes Visuales por la UNISON

 

 

                                                                        Foto en Diciembre de 2023 en la galería  del Mentidero. 

                                                                                            Vista general de la exposición. 

                                                                                                 Foto de Rodolfo Nevarez. 

 

 

 

 

 

 

Autoretraro

Tinte de la flor del nopal s/papel

50x70cm